El miedo es una de las experiencias más comunes que sentimos
los seres humanos todos los días. Hay quienes padecen algún tipo de fobia que
puede llegar a impedir llevar una vida normal pero también existe quien disfruta
pasar un rato de miedo y/o sentir adrenalina. En realidad es muy normal este
comportamiento. De hecho, es por eso que existen los juegos mecánicos,
incluyendo alguna atracción como la casita del terror dentro de estos parques de
diversión populares. Incluso pagamos para tener acceso a esas experiencias. Qué
decir de las películas de terror, muchas de ellas todo un éxito comercial. Es
curioso como encontramos el gusto por el miedo y la adrenalina, sin duda es un
escape a la vida rutinaria, al estrés del trabajo, las deudas, problemas
personales, y que mejor que puedas hacerlo y/o compartirlo con tus seres
queridos.
Por otro lado, México tiene un folclore envidiable. Tanta
cultura esparcida y diversa en todo su territorio que lo hace un país rico en
tradiciones. Una de tantas es la del Día de muertos, que actualmente está un
poco combinada con Halloween pero que todavía se pueden diferenciar muy bien.
En realidad las dos me gustan, ya que no me parece nada malo que los niños se
diviertan pidiendo dulces con el disfraz de la película o serie moda; y que
recordemos a nuestro seres queridos por medio de ofrendas, el olor a cempasúchil,
el tradicional pan de muerto, las calaveras, y sobre todo ¡los colores! del
papel picado por ejemplo.
Sin embargo, algo que no puedo negar que me gustaba mucho y ligado
con esta tradición son las historias de miedo que, en mi caso, mi abuela (QEPD)
nos contaba. Es muy vaga la memoria que tengo de mi abuelita, pero recuerdo
poner mucha atención a estas historias y leyendas pueblerinas. Era muy
entretenido escucharla y al mismo tiempo sentir un poco de miedo, eso sí,
rodeado de mis familiares y primos. Ahora creo que era parte de las costumbres.
Estoy seguro que tú has pasado por algo similar, y que incluso recuerdas mejor
las historias que tu abuelito o abuelita te contaba.
Los años han pasado, pero mi gusto por este tipo de
historias no ha cedido. Se ha creado en mí un interés por escuchar a las
personas y sus historias de esta índole. Actualmente me parece que esta
costumbre ha ido desapareciendo y/o transformándose debido a nuestro ritmo de
vida acelerado, con prisa, que ha generado la costumbre de ya casi no escuchar.
Aun así, ha prevalecido y no podemos negar que cuando nuestra charla con un
amigo, vecino, conocido o familiar tiende a lo extraño se crea una curiosidad
por estas historias, de las cuales no podemos evitar sentir algo de miedo y que
muchas veces, tal vez por nervios, terminamos con una sonrisa. Esa es la razón de
ser de este espacio, compartir Historias Extrañas que nos acompañen en nuestro
viaje o transporte, en familia o compañía, como un escape de la realidad, liberando nuestra
imaginación, disfrutando del miedo.